La sal de la Tierra

Todo comenzó en Aimores, una pequeña ciudad de Brasil. Se escuchaba un murmullo de 50 mil personas dentro de un gran agujero. El murmullo del oro en esas almas. Ruidos humanos, mezclados con los toques manuales.

Transportaban sacos que escogían al azar. Subían con ellos a sus espaldas 50 o 60 veces al día. La única forma de descender un plano inclinado era corriendo porque si te parabas, te caías.

Nadie era esclavo de nadie. La esclavitud era ser rico. Y para hacerse rico, se necesitaba encontrar oro. En la mina escogían un saco en el que podría o no haber oro. Ese saco escondía la libertad. Se jugaban la independencia.

Esas fueron algunas de las escenas que fotografió Sebastián Salgado en las minas de oro de Brasil y que forman parte de la historia de la humanidad. Estas imágenes son desgarradoras y muestran una realidad desconocida que de no ser por este viajero inquieto y sensible al sufrimiento ajeno, seguiríamos sin percibirla.

El documental de Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, titulado La sal de la Tierra, muestra las pericias de Salgado, quien con gran sensibilidad captaba con su lente las interioridades de la condición humana. Conflictos internacionales, hambruna, migraciones.

Salgado viajaba a los lugares más recónditos de los cinco continentes y convivía con todo tipo de personas, siendo uno más, padeciendo, sufriendo y siguiendo los pasos de la humanidad en continua evolución. La sal de la Tierra cuenta la historia de cómo pasó de ser un fotógrafo social mostrando las más grandes miserias humanas, los más grandes crímenes contra la población, las luchas por poder, dinero y territorio de pueblos y países enteros a realizar lo que Salgado considera su mayor obra "Génesis", la cual es una oda a la naturaleza y a la creación.

Es un audiovisual para salvaguardar porque contiene fotografías de valor y belleza incalculable y nos deja un legado de que todo cuanto el hombre se proponga en la vida lo puede alcanzar.

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